lunes, 21 de febrero de 2011

Hoy Manolo, mi marido, me ha regalado un libro con las fotos que nos hizo Gregorio en el verano del 1.977, cuando hicimos aquel viaje contigo y mamá por  Granada, Jaén, Madrid, Segovia, Zaragoza, etc. Aquel viaje en el que descubrimos muchos de los paisajes preciosos de este país nuestro sin par.  Te diré que se trata de uno de estos libros modernos, de los que se hacen ahora por ordenador, pues las cosas han cambiado que no te puedes imaginar.
Al ver las fotos tan preciosas he vuelto la mirada atrás y he recordado los 34 años (¡nada menos!) que han pasado desde entonces. Me han venido a la cabeza recuerdos y detalles de los que casi no era consciente. Y lo he pasado muy bien recreándome en esos momentos graciosos y simpáticos que vivimos: las “caías” de mi madre, las ocurrencias tuyas, las expresiones de Gregorio y sus manías con las fotos, pero que hoy, con el paso de estos años, me he dado cuenta que nos estaba regalando unos recuerdos inolvidables. Y yo, toda jovencita entonces y recién enamorada, en medio de los tres viejos que, por cierto, entonces teníais la edad que yo tengo hoy.
Pues sí, lo pasamos muy bien, disfruté muchísimo con los tres. Como dicen en mi tierra malagueña esa vivencia fue “de lo bueno, lo mejor".
No dejaré de repetir lo mucho que te echo de menos, lo que te quiero y lo que te adoro. Te vuelvo a dar las gracia por todo el bien que has hecho por todos nosotros, desde pequeñitos hasta que te fuiste.
Hoy en día, viendo la falta de cariño y de respeto que existe entre padres e hijos, entre familias, entre jóvenes y mayores, y en la sociedad en general, me doy cuenta del legado tan precioso que nos dejastes.
Hasta otra, García.
Al fondo, El Escorial

 En la Alhambra, Granada

Cazorla, Jaén

 La Granja, Segovia

Plaza de España, Madrid

 Con Fofó, que tan bien te caía

Monasterio de Piedra, Zaragoza 

Segovia 

 Castillo de Mota, Segovia

Sierra de Madrid

El Pilar, el Ebro, Zaragoza 

El Ebro, inmenso

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